Estos roles pueden parecer similares, cada uno tiene un enfoque y una responsabilidad muy específica en el mundo del diseño y la construcción.
Un decorador es un experto en la estética de un espacio. Se especializa en la selección de colores, muebles, textiles y accesorios para crear un ambiente armonioso y visualmente agradable. Su trabajo se enfoca en la parte superficial del espacio, sin realizar cambios estructurales. Un decorador no necesita un título formal para ejercer. Aunque muchos tienen conocimientos en diseño, no se requiere una educación formal específica.
Por otro lado, un diseñador de interiores va un paso más allá. Además de cuidar la estética, también se preocupa por la funcionalidad del espacio. Esto significa que piensa en cómo se distribuyen los muebles, cómo se mueven las personas en la habitación y cómo se puede aprovechar mejor el espacio, generalmente posee un grado en Diseño de Interiores. En algunos lugares, puede requerir una certificación profesional para ejercer.
Finalmente, el arquitecto es el encargado del diseño y la planificación de la estructura completa de un edificio. Su trabajo comienza mucho antes de que haya un espacio que decorar. El arquitecto se asegura de que la construcción sea segura, funcional y cumpla con todas las normativas técnicas. Además, supervisa todo el proceso de construcción. El arquitecto, necesita un título universitario en Arquitectura y debe obtener una licencia profesional para poder ejercer legalmente.
En resumen, decorador, diseñador de interiores y arquitecto trabajan juntos para crear espacios hermosos y funcionales, y sus roles son únicos y complementarios. Por ejemplo, en Chile para habilitar un local comercial, necesitas un arquitecto, que garantice el cumplimiento de la normativa y realice la gestión ante la municipalidad.